martes, 9 de marzo de 2010

La definitiva estupidez de la raza.

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huir
fluir
ser marea
siempre a contracorriente
cansado
pesado
huir ... pero ¿a dónde?

No habrá un venturoso solsticio
en aquella isla desierta
en la que abrieron un McDonald's
el lunes anterior al tsunami

huir
acaso hacia arriba
-planetas inhóspitos,
últimas fronteras siderales,
vestigios-
sin la infame televisión que envilece
ni el pútrido aroma que desprende
la definitiva estupidez de la raza

huir
por la senda verde de los films japoneses
ese bosque enlutado y agreste
preñado de alegorías y de simbolos
huir
hacia qué?
hacia dónde?

huir ...
tal vez aprender a volar
y disfrazarse de nube
revisar La ciencia del sueño
y aprender
a tejer caballos de fieltro
en aquel París
de rabiosos azules

Son apenas las siete
en esta sociedad privada que no elegí
y el tiempo
me invita a ser un autómata
con máscara y chandal
para los domingos


pero yo me voy
con los racimos, miro el río
y las rumorosas fuentes me hablan
del tránsito feliz de las estaciones

y sé que hay trenes fantásticos
surcando acuáticas avenidas
-¿os acordáis en aquel cine
viendo El viaje de Chihiro?-
pintados con colores que en la India
son círculos en la frente entre los ojos
de la más bella revisora del Darjeeling

huir ..

huid conmigo

ahora que las vainas aún son vainas
por la lógica razón del frío intenso
y es posible encontrar algún respiro
en la mirada que se cruza en el mercado

huid ,,,

pero ... ¿a dónde?

3 comentarios:

María Socorro Luis dijo...

La vida no es como quisiéramos, ni rima con nosotros, ni cura las heridas del alma... pero puede ser más agradable si la sabemos vestir de poesía.

Me gusta tu poema. Un abrazo

Jorge dijo...

Muchas veces nos preguntamos a dónde huir.
Y creo, que mejor que saber la respuesta, es saber aguantar y permanecer en nuestro sitio.

Buen poema, Eloy.
Un abrazo

María Socorro Luis dijo...

Eloy, puedes, quieres enviarme tu correo?... Me gustaría hablar de algo contigo.

El mío es marisoco@terra.es