lunes, 24 de marzo de 2014

Decirlo


Decirlo.
Día tras día.
En la calle
la panadería
la oficina de correos
o la cola
en la caja del súper.
Unirse a la columna
que clama dignidad
y ser
ahora sí
un número más
otro cuerpo
que ocupa un espacio
que come y defeca
que ama desde antiguo
y responde.
Decirlo a voz hambrienta
y desde todos.
Pasearnos desnudos
como peces en instinto
que resisten la corriente
de la ofensa consentida.
Volver la cara.
Perder el miedo
que nos venden.
Ser masa
en la confirmación
de que existe otra mirada.
Atrevernos.



1 comentario:

Sara Royo dijo...

Atrevernos. Pero ya. Por favor.