domingo, 20 de septiembre de 2015

[Tu figura en la tormenta]


Tu figura en la tormenta
desvanece hemisferios
en decenas de pasos caminados
escenas que reabren su envoltorio
ramas dejadas al desdén
en el suelo dorado de algún bosque.
Los bordes de la savia
saben de tu fuerza
de motores encallados
en tardes larguísimas
que regresan a la tierra
que nos ha cobijado.
Como agujeros lúcidos
despierta la aventura
que es vivir el tiempo
en una ciudad y un espacio
habitar un cuerpo henchido
a golpes renovado
a golpes fríos de un ángel
que desdice la línea quebrada
de una noche que deja
helados los párpados del ahora
cuando caminas sin luz
y el horizonte es un desierto huraño.
Me abrazo a ti
como al animal que eres
a la loma al páramo
al continente
al azar que nos ha convertido en álamos
en ríos que fecundan su ribera
a trozos de vida por vivir
en lugares propicios
abiertos al amor y al desencanto.
Desde mi altura
de hombre incompleto
ayudo a izar las banderas
que mojará tu lluvia
la caída lenta el rápido alzado
de tu vértigo
la desgana que tropieza.
No basta animal veloz
a fuego y ansia
no la cama
y una fila de sillas en eslora
ardiendo en la voz
como arde el sueño.
Tus pupilas rojas
me alimentan de daño
la estación está sola
y hay que llenarla de esperanza .





1 comentario:

Josefa dijo...

Tus pupilas rojas
me alimentan de daño
la estación está sola
y hay que llenarla de esperanza .

Me quedo con este verso, porque sin esperanza no se puede vivir.
Un beso grande.