lunes, 31 de julio de 2017

La audacia del tiempo




Algunas veces
la audacia del tiempo se detiene.


Veo un mapa e imagino lugares.

Y no se parece nada un día
a todo lo que hicimos.



Una araña pasa por delante de los versos
siguiendo el curso de su instinto.




jueves, 27 de julio de 2017

Hospital (II)


Extintor extinto
rehén del cristal carcelero.
Habitación con vistas
al calcetín sucio y la caldera.
Voces de extremo a extremo
sin rúbrica y con callos.
Reposo infinito con pústulas
para personas restadas de futuro.



Hija precaria de su tiempo
en sueños de coleta
activa su cuenta principiante.
 

Muchachos de sexo álgido
y barba a la moda mundana
transportan lo que queda.


Ya no tenemos pena.
Los nombres son intercambiables.
Dos ascensores nos comunican
con diferentes grados de apatía.



El fuerte está rodeado de ciudad.
Los enemigos no disparan.
Al otro lado de la calle
o en el mismo lugar de la cita
Hospital Burger King Idema
Funeraria McDonald's BP Gasolineras
Aldi Supermercados Talleres Chulvi
Todojuguete Calle 261 Grúas La Plana
Tecnologías Razonables SLU.





lunes, 24 de julio de 2017

Hospital




En la noche
no se ven los barcos.
Las luces
parecen perpetuarse
en esquinas
y calles ojerosas.


Apresuran su paso
las gentes
que no pasean perros.
No giran sus cuellos
si las llamas por un nombre.
También corren
para llegar antes
a donde estarán luego.


No se ven los barcos
pero están ahí
como pegados a una línea
difusa en estas horas
en que todo es negro
o tiene las dosis justas
de color.


En las bocanas
de cada pasillo
se revisan las toses
se intercambian las pastillas
o se pintan
de negro camuflaje
se entreabren las puertas
entreabiertas
y en la mesilla
se acumulan botellines.



La luz
dejando un rastro de muerte
en cada rostro.




viernes, 21 de julio de 2017

Poética (II)





Escribo
para borrarle al tiempo
su perspectiva.


Con la mano de tocar
aferrada a los cristales rotos
del espejo interior
escribo cartas sin salida.


Las olas siguen trepando orillas
el cielo se ufana en esparcir estrellas
hoy la noche será una ancha enfermedad
que está apagando​ las farolas
en la calle que tiene un balcón de naranjas.


Escribo para apartar el miedo.
Escribo a contratiempo
contra el tiempo y su franqueza.
 

Los pasillos se bifurcan
a nuevas variedades del blanco.

Aquí
los objetos cotidianos
son como flores raras
de otra temporada.




miércoles, 19 de julio de 2017

[Trepanados por el aire que transporta en su leve pecho]




Trepanados por el aire que transporta en su leve pecho
el sonido arquitecto de una lágrima de hierro.


La congoja desciende, ya no me reta su dádiva
y confluye a las aguas poderosas que desembocan
en los afluentes cercanos a mis abrazos.

Hay un dromedario camuflado en el póster de Gauguin.
Quiero comer cerezas hasta que los dientes vuelvan a ser blancos.


Es la mancha la que impone su techo donde los colores
no guardan relación efectiva o son alas tatuadas con canela
las que nos dejan en tierra a tan solo unos metros del fracaso?


La mesa está tapiada, su letargo es un alud de silencios
en las estaciones de temporada baja.
Se apilan las sillas, parecen caballos copulando.


Me duele el hueco que se ha formado en algún local
de un cuerpo que me contiene.

Debemos cambiar las raíces cada ciertas porciones
de hora o espacio ocupado,
las cadenas están trepando por los ladrillos rojos,
nos desnudamos de toda palabra inútil, todo gesto
que pueda identificarnos.



viernes, 7 de julio de 2017

Dentro de un orden




En el principio
tal vez
fue así
yo escribía
tú leías
o tal vez
fuera cierto
lo contrario.

En un principio
éramos
carne fecunda
de algún amor
que puso
una luz
en los nuestros
ojos mirando
al sudoeste
viendo a los pájaros
migrando a contratodo.

Luego
con el tiempo y
las distancias
previsibles
aprendimos
a abrazar a los árboles
sin distinción de razas
o etimologías
a darnos
sin pedir y sin embargo
nada a cambios
una mirada
taladradora
una porción de tu sexo
el tacto virgen
del dedo menor
a saludarnos de frente
pisando las paralelas
convergentes y
lentas
que nos deletreaban.

Del silencio aprendimos
su clara vocación
de poema
y lo alternamos
con la danza
y las repeticiones.

Dentro de un orden
bailamos una cumbia
en la cocina
ajenos al desconcierto
generacional
y a la mugre
que competía con las baldosas
por ensombrecernos.

Llegados al mes tercero
y a la alargada lanza
que percute
estamos
llegando
al punto de encuentro
y a la espera
de la irrupción del redoble
hacia lo inesperado
o el simple
y llano placer
de las esperas conjuntas.