viernes, 7 de julio de 2017

Dentro de un orden




En el principio
tal vez
fue así
yo escribía
tú leías
o tal vez
fuera cierto
lo contrario.

En un principio
éramos
carne fecunda
de algún amor
que puso
una luz
en los nuestros
ojos mirando
al sudoeste
viendo a los pájaros
migrando a contratodo.

Luego
con el tiempo y
las distancias
previsibles
aprendimos
a abrazar a los árboles
sin distinción de razas
o etimologías
a darnos
sin pedir y sin embargo
nada a cambios
una mirada
taladradora
una porción de tu sexo
el tacto virgen
del dedo menor
a saludarnos de frente
pisando las paralelas
convergentes y
lentas
que nos deletreaban.

Del silencio aprendimos
su clara vocación
de poema
y lo alternamos
con la danza
y las repeticiones.

Dentro de un orden
bailamos una cumbia
en la cocina
ajenos al desconcierto
generacional
y a la mugre
que competía con las baldosas
por ensombrecernos.

Llegados al mes tercero
y a la alargada lanza
que percute
estamos
llegando
al punto de encuentro
y a la espera
de la irrupción del redoble
hacia lo inesperado
o el simple
y llano placer
de las esperas conjuntas.

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