martes, 8 de agosto de 2017

Tan poca vida





Después de siete chicles
y trece caramelos de colores
envueltos en aséptico
papel plástico


de preguntas contractura
y respuestas cervicales

después de escuchar las consignas
sin encontrar los pretextos


de perdernos como un niño
en el extenso sofá morado
nuestros pies en la corriente de lo absurdo
lo noventa veces repetido


de estrujarnos hasta el moco y después
recordar la anécdota pero no el tajo

y trasladar a la espalda todo
el complejo ejercicio mimético
del insecto más evolucionado


después de agradecer la mano
y agradecer los ojos
agradecer el hombro
y después
agradecer el abrazo


después de tanta vida
y tan poca vida.






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